La provincia de Castellón lo tiene todo para cultivar viñedo. Fértiles terrenos resguardados por montañas, influenciados por su cercanía al mar y, en general, un microclima óptimo permiten explotar numerosas variedades de uvas que Castellón y sus tierras transforman en suculentos vinos que nunca te decepcionarán.
Algunas te sonarán como propias de esta tierra, como Macabeo, Monastrell o Bonicaire, junto con las nacionales Tempranillo y Garnacha. Otras son ilustres variedades de uvas foráneas introducidas para enriquecer nuestros caldos, como Cabernet Sauvignon, Merlot o Syrah.
De todas ellas vamos a darte esas referencias que les permiten formar parte de los vinos etiquetados con el sello de la IGP Castellón.
Bondades de nuestras variedades de uvas autóctonas
– Monastrell es una variedad de uva negra conocida mundialmente por su denominación francesa, Mourvèdre (nombre que recibió antiguamente Sagunto). Su sabor dominante es silvestre o amaderado, con leve recuerdo a moras. Es frecuente su mezcla con Cabernet Sauvignon y Merlot.
– Macabeo se caracteriza por dar vinos un poquito ácidos, los cuales te recomendamos para consumo rápido. De tono más bien pajizo, su aroma transmite un toque de frutos verdes.
– Bonicaire (o Embolicaire) fue considerada siempre una variedad glamurosa muy frutal. Aunque se le echa de menos algo de robustez, sus mostos son potentes en cuanto a color (rojo fuego) y contenido en azúcar. Te recomendamos especialmente sus vinos jóvenes, sencillos pero de gran paladar, y sus vinos espumosos.
– Tempranillo. Su escasa acidez y mosto pobre en azúcar son dos de sus rasgos más característicos. Pero en cuanto a buqué, te hacemos notar su rica mezcla de aromas, interviniendo ciruela, baya, cuero y vainilla, entre otros tipos.
– Garnacha. Independientemente de tus gustos, no es difícil que te encajen sus vinos porque proporciona perfiles muy diversos: de mucho y poco cuerpo, aligerados con buqués matizados con frambuesa, cereza y ciruela o bien de pimienta negra, vinos de sabor casi carnoso. Al ser pobre en taninos (sustancias que confieren tonalidad oscura a la uva), frecuentemente es mezclado con otras variedades, mayoritariamente Syrah, para intensificar su color.
Las variedades foráneas que las mejoran
– Syrah, sus vinos, de mucho cuerpo, hacen gala de un intenso aroma a frutas del bosque y violetas. Su sabor puede evocarte una mezcla de moras y tabaco.
– Cabernet Sauvignon, la reina mundial de las uvas. Resistente como pocas, es característico el tono rojo intenso con el que impregna sus vinos. Si te gustan los toques herbáceos y terrosos, un regalo para tu paladar.
– Merlot, sus mostos, de tonalidad rubí intensa, hacen composiciones magistrales con Cabernet Sauvignon y tempranillo. Son caldos finos y ligeros a la par que aromáticos y carnosos. Has de saber que aunque envejezcan, su calidad se mantiene intacta.
Cabe destacar la tendencia de los viticultores de la IGP Castellón a reanimar variedades propias que han quedado algo marginadas, como pueden ser el moscatel de Estambul, la Santa Magdalena o Blanquet, la Verdil o la propia Bonicaire.
Como ves, la excelente muestra de uvas que Castellón cultiva y que dan esa personalidad singular a sus vinos sigue apoyándose en la fuerza de las variedades autóctonas. Anímate y disfruta de las excelencias de los vinos de nuestra tierra, Castellón.
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